En la novela 'La sequía' de J. G. Ballard (tip: ¡consíganla!) se cuenta una historia donde, a causa de la contaminación ambiental de los mares, las lluvias se hicieron escasas hasta desaparecer por completo.
Una de las consecuencias de la desaparición de las lluvias, fue que las estaciones del año dejaron de existir, convirtiendo al mundo en un verano perpetuo. Tal vez pienses: "¡Qué rico!" Pero tal como se narra, al desaparecer las estaciones para dar paso a este verano eterno, el mundo se convirtió en un gran desierto donde los recursos, en especial el agua potable, se volvieron escasos.
Pero como realmente no queremos vivir en un mundo así, tenemos que aprender a reconocer y respetar cada estación, y la mejor forma de hacerlo es comprendiendo su importancia para la naturaleza. Y sí, también el invierno tiene sus beneficios:
Sin invierno no hay primavera
Si la primavera es símbolo de la vida y el nacimiento, el invierno es su contrario, su negación. Las hojas caídas durante otoño en invierno no sólo mueren, se transforman en el alimento de los nuevos brotes. El invierno tiene la función de morir para traer al mundo una nueva vida.
Sin invierno, la vida se consumiría a sí misma. Como en la novela de Ballard, pero también en la película 'La carretera', el exceso de sol y calor terminó por quemarlo todo, imposibilitando la llegada de la nueva vida.
Y esto no sólo es ciencia ficción, es la realidad misma: calentamiento global, tsunamis, huracanes. Pero en nuestra vida ajetreada, se nos olvida poner atención a la naturaleza, y convertimos los veranos en frescura y queremos pasar inviernos cálidos. El aire acondicionado nos permite las dos cosas.
Pero que sirva este invierno para reflexionar y recordar que la naturaleza depende de nosotros tanto como nosotros de ella.
Recuperemos la importancia del invierno y celebremos la posibilidad de iniciar una vida nueva.
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